
La película se posiciona justo después de los eventos ocurridos en la precuela, Resident Evil: Resurrection, donde habíamos dejado a nuestra heroína (inexistente en el verdadero universo de RE) Alice [Milla Jovovich], en un laboratorio secreto donde descubría miles de clones de ella incubados en filas interminables. Rápidamente la acción comienza en esta última entrega, y el director nos introduce a un Albert Wesker un poco más 'carón' (de cara) que el original, y con las mismas habilidades que le conocimos en el juego RE5. Es una pena que se abuse de las escenas en slow-motion para causar 'asombro' en el público, y la sangre es casi inexistente (hasta ese momento parecía una película B cualquiera). Ah, y la tercera dimensión brillaba por su ausencia, a lo más una bala que parecía aproximarse a nosotros, pero nada sorprendente.
Después se encuentra con Claire Redfield [Ali Larter] y vemos también el segundo aspecto extraído del juego RE5, pues la vemos con el dispositivo que traía pegado al pecho Jill Valentine.
Algunas escenas irrelevantes suceden después, y más tarde empieza la acción, que sería donde la película tiene (al menos eso supuse) con qué lucirse. Era un supuesto fuerte... pues aunque vemos a los "zombies" con aspectos de Majini (tercera referencia a RE5) e incluso a un Executioner Majini (emblemático "jefe" del mismo juego), la película falla para darle cierto 'protagonismo' a esas criaturas, no se supieron explotar de mejor manera.
Las escenas finales nos brindan a los entusiastas de los videojuegos un buen incentivo, pues recrean la batalla que tiene Jill y Chris Redfield contra Wesker, pero con Claire en lugar de Valentine. También entran en acción un par de Adjules (el enemigo canino en RE5), y el efecto ahí es bueno (quizá el mejor de toda la peli). Sin embargo, no es ni suficiente para calificar a la película de 'rescatable'. Demasiados 'cabos sueltos', más preguntas que respuestas (eso era de esperarse, pero simplemente son demasiadas), 3D INEXISTENTE y bellas actrices asesinadas apenas a los 40 minutos de largometraje no es para nada una combinación ganadora.
Es una pena que una pelícua con un nombre tan
